domingo, 23 de noviembre de 2014

Llegará, el cómo no importa.

Llevo un tiempo pensando en cómo vamos aprendiendo y cambiando de opiniones o pensamientos desde que empezamos en este mundo de la reproducción asistida.

Recuerdo la primera vez que mi ginecóloga me preguntó si habíamos pensado en ir a alguna clínica de reproducción asistida. Fue la primera vez que mi marido se hizo un espermiograma, y no sabíamos interpretar los resultados, ni sabíamos si con ello podríamos quedarnos embarazados por el método diver. Cuando te haces las primeras pruebas esperas que vean cualquier cosita sin importancia que te solucionan y ya te puedes quedar embarazada sin problemas.

En esos momentos no piensas que acabarás sometiéndote a tratamientos in vitro, icsi y pensando en adoptar embriones. Eso es algo taaaan lejano cuando estás abriendo la primera puerta de la infertilidad...!!

Así que cuando te pregunta la gine si hemos pensado en ir a una clínica de reproducción asistida, no se te ocurre otra cosa que contestar: No, no sabemos si es necesario. Y entonces empiezas a darte cuenta de que sí, va a ser necesario. Y crees que en poco tiempo estará solucionado, que si adelantas las pruebas y pides que te hagan volante urgente porque solo tienes un ovario, en un par de meses o tres estarás preñada. Eso si no nos quedamos antes, que desde el principio, no es imposible.

Te ves ante un mundo por descubrir, con tantas cosas por aprender, y sin imaginar lo lejos que podrás llegar y el tiempo que pasará y seguirá pasando.

Y vas paso a paso. Y vas conociendo las distintas técnicas y milagros. A nosotros nos ayudó mucho que nos explicaran todas las opciones que teníamos. Y de repente un día te paras a pensar que, tal vez, tu hijo/a/s no llevará tus genes.

No es que duela, es que se hace difícil hacerse a la idea, al principio cuesta, y no puedes evitar pensar que no se parecerá a tí o a tu pareja, o que no heredará la fortaleza de su papa, o el desparpajo de su tía, o mil cosas. Pero el tiempo sigue pasando y se hace más fácil.

Y te das cuenta de que si aquel día en que abristeis la puerta os hubieran dicho que la opción es adoptar embriones, el golpe hubiera sido tremendo. Pero hoy, lo que menos importa es de qué manera vengan, ni cuales sean sus genes, ni si ha tardado años en llegar, lo importante es que llegue. 

No sabemos aun de qué manera llegará pero, como decía un comentario reciente, no nos cerramos en banda a las alternativas que se nos ofrecen, porque son milagros que nos ofrece la ciencia para darnos aquello que más queremos.


viernes, 21 de noviembre de 2014

Yo, una vez, tuve un embrión

Esta semana he sido tía, por fín, de un precioso y enorme bebote. Esa noche apenas pude dormir de la emoción, pero también pensé en mi embrión campeón, en cómo sería si hubiera implantado, si se parecería a su primo en algo... Y es que no puedo evitar pensar que ya no creo que me queden posibilidades de que mis hijo/s lleven mis genes. No es lo más importante, ni mucho menos, pero al ver la carita de mi sobrino, me pregunto: él o ella tendría así los ojos? la nariz? la boquita? las orejas? 

No pierdo la esperanza, no debo hacerlo, y si me tiento tengo a mi marido para darme toda la que necesite. Pero la realidad es la que nos dicen los médicos, y hay que asimilarla.

Nos han vuelto a cancelar, solo que esta vez no ha sido en el primer control, y aunque te vas haciendo a la idea, no entiendo por qué no cancelaron antes. Y no nos han dado fecha para volver a empezar, al contrario, nos han hecho pedir cita para Enero, y "ya veremos qué hacemos", supongo que tendrán que valorarlo, pero según el médico (esta vez, el Dr Herrero) nuestras opciones son donación de óvulos (que hoy por hoy no nos planteamos por el precio), y la donación de embriones (que ya estábamos valorando), ninguna entra en la SS, así que si decidimos ir a por ello será por privado. 

Sorprendentemente, me encuentro bastante bien. El batacazo ya me lo dí el jueves, así que me lo esperaba. Sigo mirando adelante, en el siguiente paso, en que no quiero perder más tiempo para darlo, pero consciente de la necesidad de ir sin prisas. 

No sé si volveremos a Crea o no, vamos a mirar todas las opciones, y ya decidiremos. Mientras tanto, tenemos una cita en Bienestar social el día 17, la primera charla sobre la adopción.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Algo más allá de mi límite

Llevaba tantos meses tan tranquila, con tanta paz interior, con el modo zen activado y tan feliz en mi nubecita rosa, que no hubiera podido imaginar, ni de lejos, el porrazo que me dí en la visita de La Fe.

Me tocó visita el segundo día de regla, y durante la eco ya pude imaginar lo que estaba pasando al ver la cara de las ginecólogas, la conversación que le siguió fue así:

- Ya está? 
- Sí.
- Solo 3?
- Sí, 3.
(Mientras yo iba a cambiarme sigo escuchando...)
- 3 y uno de ellos ya por delante. (Toman nota)
(Conversaciones con mi marido mientras yo me cambio y no me entero de nada)

Me mandaron pincharme una burrada de hormonas y volver al control y pedir cita para el anestesista.

Luego me contó mi marido que le dijeron que a lo mejor cancelaban pero que entonces me harían otro tratamiento. 

Pero... ¿Por qué esta vez no han funcionado los anticonceptivos? ¿Es que mi baja reserva es casi nula ya?

Lo que no entiendo yo es que con 3 me hayan hecho empezar, echar a perder la medicación, hacerme perder tiempo y hacerme sufrir, para cancelar igualmente. Que puede que crezcan más... me aferro a esa posibilidad, pero es como agarrarse a un clavo ardiendo. 

El colmo vino cuando le comenté a la enfermera que por favor me lo arreglaran como la última vez para poder compaginar con el trabajo, y nos dijo que les habían ajustado los horarios y que no podía hacer nada, que si iba más tarde no me aseguraba que pudiera entrar. Y la cita con el anestesista tampoco se ajusta a mis horarios. ¿Quién da más?

Pues que resulta que mi paz consistía en guardar en un rincón todo lo que me hacía sufrir, pero al meter tanto en tan poco sitio, explotó. 

Era tal mi estado de ánimo cuando llegué al trabajo que, al explicar lo sucedido, lo entendieron y me dieron más facilidades, lo único bueno que salió de ese desastroso día. 

Me caí y me estoy levantando, esta vez me está costando más, pero en ello estoy. Lo más sorprendente de todo esto, es que en una caída de ánimo tan bestial, se ha encendido una lucecita allá al fondo y ha aparecido la idea de no abandonar del todo cuando acabemos los tratamientos en La Fe y preguntar sobre la donación de embrión. Algo que ya habíamos tenido en cuenta antes de los tratamientos pero que dejamos de lado para intentarlo con nuestras células primero. Así que no sé si este es mi límite o hay algo más allá de mi límite.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Hace un año...

Por estas fechas, hace un año, nos cancelaron el primer tratamiento. No recuerdo otras fechas exactas de tratamientos cancelados ni fallidos, pero el primero no lo olvidaré nunca. No es que esperara que fuera llegar y besar el santo sino que no quería que fuera de otro modo. Evidentemente, la caída fue tremenda.

Un año después, cerca de empezar el último tratamiento, me voy dando cuenta de que aun tengo muchas esperanzas en él, y presiento que todas las ilusiones que no quería hacerme, están ahí escondiditas donde ni yo las había visto. Y, no lo niego, me da miedo volver a caerme, con lo bien que estaba yo en mi nubecita de color rosa.

Ya empiezo a preguntarme si los anticonceptivos estarán haciendo correctamente su trabajo, si podremos volver a completar todo el tratamiento y acabar. Que me gustaría (encantaría, chiflaría, maravillaría...) acabar con un buen bombo, pero sea como sea, tengo ganas de acabar. Y aún así, si no nos embarazamos, sé que va a ser más duro de lo que imagino porque esta vez tendré que decir adiós para siempre a la idea de tener un hijo/a biológico.

Será lo que tenga que ser, y ya pase otro año o 10 más, tendré lo que la vida me tenga destinado. Por supuesto, pelearé por lo que quiero, pero sé que tendré lo que me toque tener. Mientras tanto, viviré la vida, que para eso está! :P