Llevo un tiempo pensando en cómo vamos aprendiendo y cambiando de opiniones o pensamientos desde que empezamos en este mundo de la reproducción asistida.
Recuerdo la primera vez que mi ginecóloga me preguntó si habíamos pensado en ir a alguna clínica de reproducción asistida. Fue la primera vez que mi marido se hizo un espermiograma, y no sabíamos interpretar los resultados, ni sabíamos si con ello podríamos quedarnos embarazados por el método diver. Cuando te haces las primeras pruebas esperas que vean cualquier cosita sin importancia que te solucionan y ya te puedes quedar embarazada sin problemas.
En esos momentos no piensas que acabarás sometiéndote a tratamientos in vitro, icsi y pensando en adoptar embriones. Eso es algo taaaan lejano cuando estás abriendo la primera puerta de la infertilidad...!!
Así que cuando te pregunta la gine si hemos pensado en ir a una clínica de reproducción asistida, no se te ocurre otra cosa que contestar: No, no sabemos si es necesario. Y entonces empiezas a darte cuenta de que sí, va a ser necesario. Y crees que en poco tiempo estará solucionado, que si adelantas las pruebas y pides que te hagan volante urgente porque solo tienes un ovario, en un par de meses o tres estarás preñada. Eso si no nos quedamos antes, que desde el principio, no es imposible.
Te ves ante un mundo por descubrir, con tantas cosas por aprender, y sin imaginar lo lejos que podrás llegar y el tiempo que pasará y seguirá pasando.
Y vas paso a paso. Y vas conociendo las distintas técnicas y milagros. A nosotros nos ayudó mucho que nos explicaran todas las opciones que teníamos. Y de repente un día te paras a pensar que, tal vez, tu hijo/a/s no llevará tus genes.
No es que duela, es que se hace difícil hacerse a la idea, al principio cuesta, y no puedes evitar pensar que no se parecerá a tí o a tu pareja, o que no heredará la fortaleza de su papa, o el desparpajo de su tía, o mil cosas. Pero el tiempo sigue pasando y se hace más fácil.
Y te das cuenta de que si aquel día en que abristeis la puerta os hubieran dicho que la opción es adoptar embriones, el golpe hubiera sido tremendo. Pero hoy, lo que menos importa es de qué manera vengan, ni cuales sean sus genes, ni si ha tardado años en llegar, lo importante es que llegue.
No sabemos aun de qué manera llegará pero, como decía un comentario reciente, no nos cerramos en banda a las alternativas que se nos ofrecen, porque son milagros que nos ofrece la ciencia para darnos aquello que más queremos.