sábado, 7 de junio de 2014

Mañana es el día

Llevo casi dos semanas esperando al día de mañana y, sin embargo, hoy me gustaría parar el tiempo.

Creo que lo he llevado bastante bien esta vez, aunque mi marido no opina lo mismo (básicamente porque venía muy cansada de trabajar, y mi yo cansada es insoportable). He procurado mantenerme entretenida, ocupar mis pensamientos en la lectura o en pelis y series, y la verdad es que ayuda mucho. Se me ha pasado rápido, entre otras cosas porque también tengo mis proyectos en marcha, y eso me mantiene el ánimo arriba.

Y ahora tengo miedo. Me digo que cualquier síntoma de regla o de embarazo puede ser causado por las hormonas que llevo metidas en el cuerpo, y creo firmemente en ello, pero hoy no soy capaz de engañarme. He empezado a marcar, y no deseo otra cosa que sea por implantación, y ahora mismo tengo las molestias típicas de la señora de rojo, y me recuerdo que conozco a muchas mujeres que también las sintieron antes de su positivo e incluso durante el embarazo. Y la llama de la esperanza aun no se ha apagado, por eso tengo miedo. 

Quisiera seguir pensando que nuestro super embrión es un campeón, que sigue creciendo, que se convertirá en lo que más deseamos. Que en Febrero seré la mujer más feliz del mundo, y que todo lo que hemos hecho y pasado no ha sido en vano. En el cambio que nos urge en nuestra vida, en productos para bebés, en su habitación... Quiero seguir pensando que podría estar embarazada. 

Pero mañana lo sabré, y si es positivo todo esto solo reflejará esa incertidumbre previa, pero si es negativo se esfumarán todos esos pensamientos. Y caeré, pero me levantaré, y no sabemos qué camino tomaremos entonces, pero de lo que estamos seguros es de que nuestra búsqueda finalizará, no ahora, pero pensamos buscar a nuestro/a hijo/a por el mundo entero si es necesario, probablemente él o ella ahora esté pensando en encontrarnos a nosotros, y lo haremos.

La moneda está echada, ¿será cara o cruz?

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