Está acabando, por fin, uno de los peores días del año para las infértiles.
Si soy sincera conmigo misma, este año no he recibido tanto machaque, tanta publicidad y tanto porculeo, o al menos esa es la sensación que he tenido, y eso que hay algunas empresas que se han esforzado de lo lindo en bombardear mi correo electrónico. Al final acabas poniéndolos a todos en el buzón de spam, y eso libera que da gusto.
Pero no vengo a hablar de publicidad (que en realidad es la gran culpable de todo esto), vengo a hablar sobre todo de la hipocresía de la gente.
De verdad que creo que hoy, de repente, miles de personas han perdido el teléfono de su madre. Sí, sí, ya sé que no podemos visitarlas, aún no, pero esa cosa rectangular que llevamos siempre en la mano también sirve para hablar con las personas con las que no estamos y, entre ellas, con las personas a las que queremos.
No llego a entender por qué la gente elige felicitar a su madre por las redes sociales. ¿Es para que todo el mundo vea lo buen/a hijo/a que eres? ¿De verdad somos tan egocentristas? Y no me vale que es para demostrar todo tu amor públicamente porque eso es bonito. A quien le importa es a tu madre, no al resto del mundo.
Lo acepto, hoy vengo quejicosa.
¿Qué más me dará a mi si Fulanito pone lo que quiera en su Facebook? Me... da igual, cada uno que haga lo que quiera con sus redes sociales.
Pero por si a alguien le interesa, esas inocentes publicaciones, una detrás de otra, pueden llegar a ser muy dolorosas para las mujeres que están luchando por ser madre con todas sus fuerzas. En especial aquellas generalizadas en que se felicita a todas las madres y en las que tú te sientes tan excluida... otra vez.
Y no hay nada que deseemos más que ser madres, por tanto esa exclusión se siente como un fracaso, un tremendo, absoluto y dolorosísimo fracaso. Más todavía si has sufrido uno o más abortos y has perdido a tu hijo/a.
Siempre recordaré aquel post en que una infértil contaba que, después de haber tenido a su hija en brazos, ella ya imaginaba lo que se sentía mucho antes de ser madre. Por fin había alguien que expresaba lo que yo sentía, ese sentimiento tan brutalmente enorme de amor por alguien que ni siquiera existe.
Y por eso, días como hoy, duelen más. Porque la sociedad no reconoce lo que sientes.
Pero tampoco es un día que nos guste celebrar, solo pedimos que se acuerden un poquito de nosotras y tengan un poco de consideración.
¿Cómo creéis que se sentiría un enfermo de cáncer si la gente celebrara el día de los que no tienen cáncer? ¡Pero si están luchando contra él con todas sus fuerzas!
Ya sé que la comparación de la infertilidad con el cáncer siempre viene grande, lo sé, y reconozco que no es comparable, pero aún así, está demostrado que la mayoría de los infértiles tenemos sentimientos muy similares a los de la gente con cáncer, y sin embargo, se nos "ningunea" o le quitan importancia a nuestro dolor.
Llamad a vuestras madres y felicitadlas, pero no es necesario que lo hagáis públicamente ni que felicitéis a todas las madres del mundo.
Y para acabar, he de reconocer que no todo lo que trae este día son penas, pues así nació precisamente la I Quedada Nacional de Infértiles, con un post sobre lo mismo, en este mismo blog, en un día como este.
Un abrazo enorme para todas las que estáis luchando por ser madres. ¡Ánimo!
Cuanta verdad¡ Gracias
ResponderEliminarun abrazo para ti también.
Un beso!
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