lunes, 26 de noviembre de 2018

La felicidad

Es como ese caldero rebosante de monedas de oro que podemos encontrar el cualquier arco iris que se precie. Parece que lo tienes al alcance de la mano y sin embargo no llegas nunca a alcanzarlo.

Quien diga que es feliz al 100% o bien miente, o bien no sabe lo que dice. 

Siempre dije que mi finalidad, al dejar los tratamientos de reproducción asistida, es ser feliz. Lo sigue siendo. Pero ser feliz no significa vivir en una nube de felicidad constante, al final nos ahogaríamos entre tanto unicornio y tanto algodón de azúcar.

La felicidad está en las pequeñas cosas, no os acabo de descubrir el mundo. Está en aceptar los palos que te da la vida, luchar por tus sueños mientras no te venzan, valorar esos pequeños detalles del día a día, una sonrisa, una buena noticia, un abrazo, un chocolate, un libro, un aroma teletransportador, un café con una amiga... 

Yo floto, tengo muchas carencias en cuanto a lo que sería una vida perfecta, o cómo sería mi vida perfecta, pero no sería mi vida. Yo floto a pesar de esas carencias, no me dejo hundir, ya no tengo que esforzarme en salir a flote, y si viene una ola y me da una zambullida, peleo contra corriente y me cojo a cualquiera de mis corchos, tengo unos cuantos que me llevan a la superficie rápidamente.

Soy inmensamente feliz en momentos determinados de mi día a día. Me río muchísimo, además, en el trabajo, en casa, con las amigas, con la familia... Y tengo mis malos momentos. Pero si saco la media, lo más probable es que dé como resultado que he logrado ser feliz.

Y tampoco voy a negar que esa felicidad se mantiene en parte por mi rayito de esperanza, el/la que me hará mamá algún día.


Cojo cada pequeño detalle, cada momento, cada cosa que me hace feliz y lo amontono formando una montaña enorme de felicidad. Ya no tengo que escalar mi montaña, he hecho mi propia montaña y me resulta increíblemente fácil subirme a ella disfrutando de cada elemento que la compone.


lunes, 19 de noviembre de 2018

El camino


He llegado hasta aquí porque nunca dejé de buscarte
He aprendido a vivir el camino y no quiero volver
Y tampoco quiero que me duelan los finales

Las miserias
Los idiotas enfadados
Los abrazos de cartón
De lejos te vi
De lejos me has hecho feliz
Y no quiero dejar de buscarte por este camino
Te he contado que no te conozco y te quiero de lejos
Y te juro que vale la pena caer y romperse la cara
Que regalo tan grande aprender de lo que nos dolió
Que regalo estar en este viaje
De románticos salvajes
Soñadores desterrados
Caminantes del amor
De lejos te vi, de lejos me has hecho feliz
Y no quiero dejar de buscarte por este camino
Te he contado que no te conozco y te quiero de lejos
De lejos
Yo no quiero dejar de buscarte por este camino
Te he contado que no te conozco y te quiero de lejos
De lejos

Te buscaré sin descansar, no dejaré de caminar
Te buscaré sin descansar, no dejaré de caminar
Te buscaré sin descansar, no dejaré de caminar
He llegado hasta aquí porque nunca dejé de buscarte








Porque aunque no voy a buscarle a un país lejano, lo siento así de lejos y a la vez ya le quiero, de lejos... 

De la película solo comentaré que es entretenida, que no deja de ser una peli española con humor español y soluciones de película que no sirven de nada en la vida real, pero dejémoslo en que es una peli. El sentimiento está en esta maravillosa canción.

Sigo caminando, sin descansar, sabiendo que vale la pena caer y romperme la cara. De lejos, le quiero, no sé si ha nacido ya o cuando lo hará, pero yo ya le quiero, de lejos.


PD. Pablo, si por un casual me lees, escríbeme al correo que necesito decirte una cosa jejeje (edproyecto@gmail.com) 



lunes, 12 de noviembre de 2018

Mi otro camino

El otro día os contaba en esta entrada que la adopción nunca fue una segunda opción, y bueno, no es que sí sea nuestra segunda opción, es que la opción llegó después en orden cronológico, pero no como alternativa sino como otra forma añadida de ser padres.

Hace mucho, en esta otra entrada, os contaba cómo empezamos a plantearnos en serio la adopción. Lo cierto es que mucho antes de aquello habíamos hablado sobre ello, habíamos buscado información y nos habíamos acojonado por lo difícil que lo veíamos. Una y otra vez nos decíamos: "Y si adoptamos?" Y una y otra vez nos veíamos la montaña tan alta que nos echábamos atrás. La falta de información verídica y la lista de espera fue el mayor impedimento. ¿Cuántas veces me he arrepentido después de no haber indagado más o habernos lanzado a por ello antes?

Pero a nosotros nos llegó cuando nos tenía que llegar, cuando nos dimos cuenta de que la montaña siempre la íbamos a ver así de alta si no empezábamos a subirla, una vez arriba la tendríamos bajo nuestros pies. Cuando dimos el paso fue porque estábamos seguros de que era lo que queríamos.

Presentar la solicitud de adopción fue como descargar un peso para seguir caminando más ligeros.

Sabíamos que íbamos a estar muchos años esperando, pero ya habíamos empezado el camino, a partir de entonces el tiempo iba descontando.

De forma paralela seguimos por un tortuoso camino de infertilidad, en aquel momento no sabíamos cuanto más íbamos a pelear por conseguir un embarazo ni lo que nos vendría después, pero cuando me quedé embarazada casi un año después, y aun sin saber si se había implantado uno o los dos, teníamos clarísimo que fueran los que fueran no nos íbamos a echar atrás en la adopción. La adopción no era la alternativa a la reproducción asistida, era otro camino que estábamos recorriendo a la vez.

Y así fue como, durante algo más de dos años y medio, fuimos recorriendo dos caminos de forma simultánea, hasta que el camino de la reproducción asistida se nos acabó y nos quedamos con este solamente.


sábado, 10 de noviembre de 2018

Noviembre

Noviembre siempre fue un mes clave en mi vida infértil y personal. 

La cancelación de mi primer tratamiento, la cancelación del último de la seguridad social, el nacimiento de mi sobrino y, cómo no, mi único positivo. 

Hoy hace tres años del día más feliz de mi vida. Y siempre dije que no quería recordar fechas, pero no puedo olvidar esta, ¿cómo? Si de repente mi mundo volvió a girar de nuevo, si lloré de felicidad, me sentí en la cima del mundo, logré decir: estoy embarazada.

Dios... ¡¡lo estuve!! No estoy soñando, no lo soñé, de verdad que lo estuve, durante unos días, o semanas, mi hijo/a estuvo dentro de mí para hacerme la mujer más feliz del mundo, para hacerme mamá.

A veces me pregunto qué ocurrió, no soy la única, claro, y sé que no debo culparme pero me pregunto si fui yo la que acabó con su vida, si mi estado de nervios, mi excitación, provocó su muerte. Eso nunca lo sabré, y quizás sea mejor así. 

Y a pesar de haber sido el día más feliz de mi vida, hoy duele, como duele cada año que pasa, como duele casi cada día, solo que lo guardo en un cajón y no lo saco. Las fechas, las malditas fechas, vuelven una y otra vez para recordarnos cosas que, en realidad, tampoco queremos olvidar. 

No, no quiero olvidar aquel día, aunque duela.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Reclamo mi derecho a dormir

Yo duermo.

Entre semana duermo entre 6 y 7 horas diarias, del tirón. Podrían ser 8, pero tengo demasiada necesidad de hacer otras cosas antes de la hora cenicienta. Cuando llega el fin de semana me gusta levantarme tarde, solo porque puedo disfrutar de ese placer de estar en la cama todo el tiempo que me apetezca.

Vale, vale, que siempre no puede ser, no va a ser todo dormir en esta vida, pero es una de mis ventajas favoritas de no ser madre, y la defiendo a capa y espada. 

Con este diálogo lo resumo bastante bien:

- ¡Qué suerte la tuya que puedes dormir todo lo que quieras!
- ¿Perdona? ¡Qué suerte la tuya que no puedes dormir porque tienes hijos!

No, a mí no me despiertan para comer o mear, porque tienen pesadillas o porque están malitos, yo no me despierto cuarenta veces durante la noche para comprobar que estén bien tapados, o simplemente para asegurarme de que respiran, no me despierta su tos, no me dan patadas, no paso noches en vela cuando están enfermos.

No me pasa todo esto porque no tengo hijos, y precisamente por eso reclamo mi derecho a dormir lo que me venga en gana, como si quisiera acostarme a las 8 de la tarde todos los días si fuera posible.

Sí, yo DUERMO! El destino o quien quiera que sea me ha robado todo lo demás, así que déjame que disfrute de esta insignificante ventaja de no tener hijos mientras me apetezca hacerlo, o hasta que me toque sufrir porque mi pequeño/a haya llegado a mi vida para quitarme el sueño y vivir preocupada a todas horas.

Y créeme, disfruto durmiendo. A veces, allí, en los sueños, me encuentro con todos esos hijos que he tenido en ese otro mundo.


lunes, 22 de octubre de 2018

Los expedientes X de mi infertilidad

Cuando ahora me preguntan cual es la causa de mi infertilidad, pongo los ojos en blanco, cojo aire y suelto un suspiro antes de responder: "¡Yo qué sé! ¡Muchas cosas!"

Y no estoy de broma cuando digo que a veces tengo que consultar el apartado "Sobre mí" del blog para recordar algún dato. ¿Debería tenerlo tatuado en mi memoria? ¿Qué más da ya? A veces me sorprendo, cuando alguien me nombra algún diagnóstico, pensando: "Anda, eso también lo tenía yo!" Pero no, no tengo la necesidad de llevar mis diagnósticos grabados a fuego.

El otro día fui a la consulta del ginecólogo de la Seguridad Social, justo al lado de la consulta de infertilidad. Fue divertido compartir sala de espera, aunque se me puso el ovario por corbata al llegar, no solo por las dos abuelas que al rato de estar sentadas se levantan riéndose y diciendo "ya decía yo que aquí no era!!" (no, señoras, están un poquito mayores para tratamientos de RA jajajaja), sino porque me sentí liberada de la carga cuando la enfermera preguntó si había alguien más para la consulta y yo negué con alegría y el corazón ligero, pero con ganas de contestar "ni loca vuelvo a entrar yo ahí dentro". Seguramente hubiera amargado el día a más de una, o pensarían que loca ya estoy!

A lo que iba, que me voy por las ramas. Fui porque mi ginecólogo (del privado) me diagnosticó adenomiosis y ahora en SS tienen que confirmarlo mediante resonancia con contraste. Este gine me preguntó por la causa de mi infertilidad y después de mi respuesta habitual le di la lista donde lo llevo todo anotado para estos casos, y los resultados de distintas pruebas.

Entre ellas tenemos las trombofilias. No os he contado que tras dejar la reproducción asistida me derivaron a hematología de la SS para ver si necesitaba tratamiento crónico, esta repitió analíticas y el resultado pasó de tres trombofilias y un marcador positivo a una trombofilia aislada que al no ir acompañada de nada más no implica ningún riesgo.

Y ya aquí me mosqueé lo justo, es decir... yo tratándome para las trombofilias para quedarme embarazada y resulta que no tengo. Vale, no pasa nada porque la heparina no está de más. Aunque no entienda por qué antes salen unos resultados genéticos, que no cambian, o no deberían cambiar, y ahora no. Flipo un poco, pero vale.

Bueno, pues con las trombofilias no podía tomar anticonceptivos, como ahora no tengo, sí puedo tomarlos para tratar la adenomiosis. 

¿Qué es la adenomiosis? Como siempre, mejor que explicándolo yo vais a encontrar mucha info por internet si es que de verdad lo necesitais, pero resumiendo mucho (y perdón si no soy exacta), la adenomiosis viene a ser un tipo de endometriosis (o una enfermedad similar a la endometriosis, lo encontrarás descrito de ambas formas), ocurre cuando el tejido endometrial se aloja en el músculo del útero, provocando inflamación y dolor además de infertilidad y problemas de implantación.

Cuando lo vimos en la eco (claramente) me dijo que por eso mis reglas eran tan tan tan dolorosas hasta el punto de tener que ir más de una vez a urgencias a pincharme un antiinflamatorio, porque además el dolor puede ser tan intenso que me produce nauseas y no puedo tomarlos vía oral.

¿Quiero tomar anticonceptivos para evitar estos insoportables dolores?

Al principio dije que no, mientras pudiera soportarlo no quería acabar con la última y remota posibilidad de quedarme embarazada de forma natural, aun sabiendo que sería un milagro. 

Pero mira, ya me he relajado y nada! (insertar emoticono de ojos en blanco)

Tras la última regla insoportable decidí que sí, que saliera lo que saliera en la resonancia iba a tomarlos. Estoy harta de sufrir para nada, de pasarme 15 días entre manchados y reglas, y de la anemia que eso me produce.

Y si se confirma que tengo adenomiosis, irá a formar parte de esos expedientes X junto con las trombofilias, el factor VIII, el antifosfolípido, y a saber qué más.




El otro día pillé un cabreo monumental porque hice lo que no había hecho hasta entonces: buscar en internet. Y no voy a relatar aquí lo que encontré, en parte porque no quiero recordarlo, pero me planteé si realmente dieron con la causa de mi infertilidad e hicieron todo lo posible. 

Yo sé que hice todo lo posible y estoy tranquila por eso, pero me enfada muchísimo que los médicos con los que me he gastado un dineral no lo hayan hecho.

Para ellos, seguramente, soy un caso imposible, un lastre que mejor nos quitamos de encima, un dato en la estadística. Pero conmigo han fracasado, a mí no me han hecho realidad los sueños porque es más rentable que lo vuelva a intentar que buscar la solución del rompecabezas.

Y esto me hace pensar... a veces pensamos que un inmunólogo puede encontrar lo que los ginecólogos no encuentran, y nos lanzamos a ello aun llevando poco tiempo en esto (en algunos casos), y resulta que en mi caso todo esto se está viniendo abajo. Que no digo que la inmunología sea un timo, ha ayudado a muchas mujeres, pero tal vez médicos y pacientes queremos buscar tanto que quizás nos estamos equivocando de camino, o tal vez se equivocaron conmigo de camino, o me equivoqué yo, o no... Veremos qué pasa dentro de unos años con el tema del KIR y los hla-c en reproducción asistida...



viernes, 5 de octubre de 2018

Cinco años.

Hace cinco años que empecé a escribir este blog. Se dice pronto. 

Si hace cinco años me preguntan dónde me veo en Octubre de 2018 hubiera respondido que criando. Menos mal que no podemos ir a decirles a nuestros yo del pasado lo equivocados que estábamos, porque entonces hubiéramos dejado de luchar, y eso es algo de lo que nunca me he arrepentido, es la base de mi felicidad, porque saber que hice todo lo que estuvo en mi mano me da la paz para seguir caminando y construyendo mi futuro.

Han cambiado demasiadas cosas en este blog a lo largo del tiempo. Fui una infértil ingenua a la que ahora abofetearía por proclamar a los cuatro vientos que "se puede" (juro que me avergüenzo enormemente), y no porque yo no haya podido sino por el daño que haya podido causar a gente que creyó a pies juntillas que se podía y se estrelló, o incluso a personas que en aquel momento no podían y sufrían con el dichoso "sí se puede".

En estos cinco años he pasado del dgp a la adopción de embriones, para luego pasar a la doble donación, y todo esto compaginado con la adopción. 

El cambio más grande es, quizás, el que más mal me sabe pero el más firme: el motivo principal por el que decidí empezar este blog. Siempre quise ayudar a quien lo necesitara, y en ese sentido puedo darme por satisfecha porque muchas de esas personas a las que ayudé me escribieron para decírmelo (algo que agradezco profundamente), algunas aun lo hacen, y otras son ahora mismo pilares fundamentales en mi vida. 

Me fui durante un par de años, no borré el blog porque eso iba en contra de mis principios. Mi historia o la gentuza* con la que me topé en algún que otro sitio de internet no iban a llevarse mi blog por delante. Y léase "mi blog" como el sitio donde desnudo mi alma públicamente. 

Y luego, tal como iba sanando por dentro, iba creciendo la necesidad de volver, pero... ¿para qué? Si ya en mi situación no soy capaz de ayudar a nadie, porque ahora mismo no puedo seguir luchando con nadie, no puedo estar a su lado en su lucha, no puedo seguir haciendo fuerza porque agoté las mías, porque lo mismo un día me duele una mala noticia y otro día me duele una buena, porque colgué mis guantes. Y cuando digo que ahora me toca cuidarme a mí, es cuando se produce este cambio. 

Y porque no quiero ayudarte con mi experiencia, quiero que sigas luchando y que nunca llegues a donde estoy yo.

Lo que más me sorprende es seguir recibiendo visitas en entradas antiguas, que a día de hoy no sé si sirven de mucho, pero ahí están, para quien las necesite. Si de esta forma sigo ayudando a alguien, me siento un poco menos culpable por no seguir haciéndolo.

Han pasado muchas cosas en este tiempo y espero que sigan pasando en los próximos cinco años.


*Nota: He coincidido con mucha gente en internet con la que actualmente no tengo contacto y no quiero que se den por aludidos cuando digo que me topé con gentuza, la gentuza ya sabe quien es. 

miércoles, 3 de octubre de 2018

La cuenta atrás

Tengo en el móvil una app que cuenta el tiempo que falta o que ha pasado desde un evento. 

Es curioso como una aplicación tan sencilla puede calmar gran parte de mis demonios internos, aun a sabiendas que esa cuenta atrás es solo una aproximación de la realidad, tal vez equivocada.

El otro día hablaba del dolor que se apaga. Hoy he de admitir que el fuego lleva dos días consumiéndome, un fuego vivo que arrasa lo que toca, dentro, muy dentro. 


Y es que, a veces, que te recuerden que nunca vas a quedarte embarazada, prende la llama. Y sé que pasará y que todo volverá a su cauce, pero antes tengo que luchar contra esos demonios que me devoran. Porque pasa poco, pero cuando pasa me deja exhausta. 


No sé cómo afrontaría la situación sin mi cuenta atrás, la adopción nunca fue una segunda opción aunque nos llegó entre tratamiento y tratamiento de reproducción asistida, así que no puedo decir que sin ella estaría igual, o diferente, solo sé que cuando el dolor prende, abrirla y ver pasar los segundos, ver de una forma tan gráfica que el tiempo sigue pasando, que segundo a segundo estoy un poquito más cerca de mi hijo/a, calma mi dolor. 


lunes, 24 de septiembre de 2018

Los embarazos ajenos

Empiezo con un tema peliagudo para cualquier infértil y su entorno. Y es que ver embarazadas o recibir la noticia de un nuevo embarazo, suele ser algo incómodo y doloroso para aquellas mujeres que deseamos y luchamos por tener un hijo/a.

Recordemos primero los cambios que sufrimos a lo largo de nuestro viaje por la infertilidad en lo que se refiere a "Cómo nos afectan los embarazos ajenos":

- Cuando aun no te planteas buscar embarazo: "¡Ay qué barriguita más mona!"

- Cuando ya estás buscando embarazo pero aun no eres infértil (porque no lo sabes y, por consiguiente, ni si quiera se te pasa por la cabeza que puedas tener problemas): "Oooiiiissshhh pero qué barriga más bonitaaaa, yo quiero una asííííí, y la quiero yaaaa *emoticonos con corazones en los ojos*"

- Cuando llevas meses intentándolo pero no te quedas embarazada: "¡Otra embarazada! Yo también quierooo, jooooo"

- Cuando empiezas a hacerte pruebas y te metes de lleno en este mundo: "Solo veo embarazadas, joder, a ver cuando me toca a mí ya, que ya me va tocando..."

- Cuando tus amigas infértiles se quedan embarazadas: "¡Ay qué emoción, si ella puede yo también!"

- Cuando todas tus amigas infértiles han tenido niños y tú sigues haciendo amigas infértiles que se siguen quedando embarazadas: "Otra que se preña / ya verás lo que tarda en enseñarme la foto de la eco / ya podría metérsela por donde yo me sé / al menos que se tape la barriga / qué manera de dar envidia al personal / qué poca sensibilidad"

- Cuando TODO el mundo se reproduce menos tú: "Si es que yo no entiendo por qué a estos les dejan tener hijos, qué mal repartido está el mundo"


¿Seguimos? ¡Claro! ¡A eso vengo! Pero fuera coñas, cada persona es un mundo, y lo que a una le puede sentar mal o doler, a otra no. Lo que está claro es que ya de por sí estamos más sensibles de lo normal, añoramos ese embarazo soñado y, por mucho que nos alegremos de embarazos cercanos o de gente a la que le ha costado mucho, duelen. 

Porque el dolor es inevitable, y está tan presente en este duro camino que no somos capaces de dejar de sentirlo.




Hace poco leí que anhelar lo que tienen los demás no es envidia, la envidia es desear que los demás no tengan lo que anhelas. 

Por tanto, el primer paso para superar ese autocastigo de sentirse mal contigo misma por haberte sentido mal previamente al enterarte de un embarazo, es entender que tú no le deseas mal a nadie, al contrario, sientes dolor por tu propio anhelo, no tiene que ver con los demás.

Aceptar tu dolor no es malo.

Otra cosa es que los demás sepan entender tu dolor y traten de evitártelo de una manera u otra, pero de esto ya hablaremos porque a veces no encuentras esa empatía en gente que ha pasado por lo mismo que tú y debería entenderte, y claro, te montas unas cuantas pajas mentales preguntándote si realmente estás ya para encerrar. Pero ese es otro tema.

A mí no me costó entender que mi dolor era normal, supongo que porque en aquel momento ya estaba rodeada de personas que me comprendían y no me sentía sola en el mundo.

He de aclarar, por si no queda claro desde el principio, que no todas sentimos igual, o nos duele igual, incluso habrán mujeres a las que no les duela, pero durante estos años he conocido a bastante gente en mi misma situación y es un sentimiento bastante generalizado (si estás leyendo esto y no te sientes identificada, por favor, no te sientas tampoco un bicho raro ni juzgues lo que sentimos las demás).

Pero, ¿qué pasa con los embarazos ajenos cuando sabes que nunca jamás vas a quedarte embarazada?

Más dolor. Estaba cantado, ¿no?

Lo curioso de este dolor es que se apaga. Lentamente, con el paso del tiempo y con mucho trabajo emocional. Yo llegué muy pronto a la conclusión de que el mundo es mundo porque los seres vivos se reproducen, y por mucho que me doliera a mí no iban a dejar de reproducirse. Y, aunque tuviera el súper poder de paralizar la reproducción, ¿quería yo que el mundo se acabara así? Si yo no puedo...¡que no pueda nadie! 

No os asustéis, no llegué a tanto. Tan mal no he estado... creo.

Y fue poco a poco que fui asimilando que iba a ver a muchas mujeres embarazadas a lo largo de mi vida, y que no me hacía ningún bien centrarme en mi dolor. Ahora bien, no os penséis que me gusta verlas, o que voy por el mundo tocando barrigas con cara de iluminada. La barriga está ahí y yo estoy aquí, cada una tiene su lugar en el mundo y así todos somos felices.

Eso sí, no me metáis en una sala de espera de preñadas que tal como entro, salgo. Tengo mis límites. Quizás dentro de un año o treinta, no tenga ningún problema en ello, pero ahora como que no.

Por si se os ocurre, tampoco me invitéis a ninguna babyshower de estas que están tan de moda y que a mí taaaan poquito me gustan. Prometo que no es por envidia. Pero tampoco se os ocurra montarme una cuando llegue mi momento (seguimos adelante con la adopción, pero de eso también tendremos tiempo para hablar).

Hay dos cosas más que a mí me autoconvencen de que la reproducción mundial no es mala

Una es que vivo de ello, no sé si recordáis que soy educadora infantil, y esas barrigas se traducen en trabajo y en pagar la hipoteca, así que tampoco vayamos a quejarnos.

La otra es algo mucho más personal, y es que, a veces, cuando veo una barriga desconocida, me pregunto si ahí dentro estará mi hijo o mi hija. Suena rocambolesco, lo admito, pero mi hijo/a va a gestarse en alguna barriga desconocida, ¿Quien me dice que no me he cruzado con ella en algún momento de su embarazo? Cuando esto me ocurre, solo hay un pensamiento: cuídalo.

En un apartado especial están las barrigas casi propias. Como lo son la que contenía a mi sobrina hasta hace tres meses, o las que contienen y contenían a mis sobrinos vinagres (apelativo cariñoso para describir un maravilloso grupo de amigas, infértiles además). Por esas barrigas MA-TO.

A fin de cuentas, no sufro por los embarazos ajenos como sufría antes, aunque tampoco es algo que me guste, porque a veces la traducción es "yo he podido y tú no" y eso pica. Dejará de picar, o eso espero, y en realidad me alegro de todo corazón de los embarazos de gente a la que le ha costado tanto. 



lunes, 17 de septiembre de 2018

Un año después

Se acerca el otoño, y yo, que tanto puse de mí aquí, en este pequeño rinconcito secreto (y no tan secreto), tengo la necesidad de volver, de contar a quien quiera leer cómo es la vida de una infértil que decidió dejar la lucha para vivir.

Como la vida misma, la mía tiene una gran variedad de aspectos en los que influye mi situación, de los que espero hablaros poquito a poco, abriendo mi corazón a cada poco.

No pretendo ayudar a nadie, ya no, ahora debo ayudarme a mí. Se acabaron los médicos, las pruebas, las decisiones, los tratamientos... la medicina evoluciona a pasos tan grandes que no os serviría ya mi experiencia. Me centraré en el lado emocional, pero perdonadme si no puedo ser vuestro pilar, vuestro apoyo. He de decir que lo siento, pero he de mirar por mí. Si necesitas ayuda, puedes ponerte en contacto con la Asociación Red Nacional de Infértiles, te dejo en buenas manos.

Los días de duelo quedaron atrás, quizás el duelo quedará siempre por ahí escondido en algún lugar de mi corazón, pero la tristeza ya se fue, ya salí a flote para respirar. Tampoco negaré que hay días en los que escuece la herida, pero la cicatriz es para toda la vida, para bien y para mal. 

Estoy segura de que notaréis cuando escuece, espero entonces no pecar de borde, pero no prometo nada.

Soy consciente de que mis entradas siguen leyéndose, por lo visto algunas aun sirven a bastante más gente de la que podría esperar, así que para diferenciar el antes y el después, las nuevas entradas estarán escritas en azul (si no se me va la olla y se me olvida, todo puede pasar). Me siento un poco como Michael Ende ahora mismo, solo que antes siempre era Bastian y ahora siempre seré Atreyu, o al revés, qué más da, la cuestión es que siempre me ha molado a mí esto de ser un poquito friki.


(Así ando ahora, cabalgando a Fujur)




Imagen: La historia interminable (película)

jueves, 26 de abril de 2018

III Quedada Nacional de Infértiles

Si hay algo relacionado con la infertilidad de lo que me pueda sentir orgullosa es, sin duda alguna, las quedadas nacionales de infértiles. 

Hace ahora dos años estábamos Martina, India y yo dedicándonos en cuerpo y alma, al acabar la jornada laboral, a organizar aquella primera quedada que ya poco tiene que ver con la que se avecina, pero que fue tan especial y tan mágica.

Gracias a la Asociación Red Nacional de Infértiles, ahora tenemos el lujo de contar con grandísimos profesionales que acuden a poner su granito de arena, resolver dudas y acercarse un poco a nosotras. Y nosotras seguimos colaborando en la medida de lo posible, porque seguimos creyendo en aquel proyecto que ahora nos viene grande. Pero juntas es posible, ese es el poder de la asociación. Juntas y con la dedicación de Helena, por supuesto.



Este año tampoco voy a faltar. 

He de confesar que, personalmente, me da un poco de miedo por lo que pueda sentir allí, por los interrogantes que pueda despertar, por retomar el contacto directo con la infertilidad... 

Pero la balanza se inclina a poner mi granito de arena, a volver a ver a gente a la que aprecio un montón, gente que estuvo conmigo en las dos primeras quedadas y que nos vemos de año en año en este encuentro mágico, AMIGAS que llegaron para quedarse y que, aunque no nos veamos cuanto quisiéramos, buscamos cualquier excusa para cruzar medio país y darnos un abrazo, y ¿por qué no? también a conocer gente a la que he leído en twitter (a pesar de que la gran mayoría ya no me recuerde) o en la blogesfera.

Porque yo ya colgué mis guantes en esta lucha, pero sigo siendo infértil.

¿Qué vamos a encontrar en la III Quedada Nacional de Infértiles? 

Imposible resumirlo en pocas lineas, aquí tienes toda la información: https://redinfertiles.com/iii-quedada-nacional-de-infertiles/

Pero así muy por encima, será en la Torre de Cristal de Madrid y el evento durará todo el día, por la mañana tendremos charlas con Antonio Gosálvez (gracias a él y su charla del año pasado tuve una última betaespera maravillosamente tranquila), María Cantos hablará de la gestación subrogada, Diana Alecsandru de inmunología, también estará con nosotras Álvaro Martinez, el embriólogo favorito de la infertilpandy, y muchos más. 

Por la tarde habrá sorteos, actividades varias (¡dentro de poco tendremos el programa!) y, como no, nuestro brindis infértil :)

¿Te apuntas? ¡Pues corre! ¡Las plazas son limitadas!